El animado y animoso Draúl ha pasado a formar parte del Dragonario, una recopilación de cuentos e ilustraciones de amigos de Leo, el dragón Lector.
Antes de presentaros a Draúl, tendré que deciros quién es Leo. Se trata del dragón que habita en las librerías El Dragón Lector (Madrid), especializadas en literatura infantil y juvenil. El proyecto del Dragonario surgió en 2013. Es un conjunto de dragones escritos e ilustrados por amigos de la librería, y por tanto de Leo, y que tienen algo en común: la animación a la lectura. Puedes ver las ilustraciones, leer los cuentos y escuchar algunos en Dragonario.
Se trata de una colección coherente con el ideario y la labor desarrollada por la librería El Dragón Lector y por sus creadores, Pilar Pérez y José Villota, desde su creación: promover la lectura en los niños y niñas.
Para participar en el proyecto, he escrito un cuento de un dragón que se llama Draúl y que es muy animado y un poco impetuoso. De la ilustración se ha ocupado Ester González. Puedes escucharlo en la voz de la propia Pilar o leerlo a continuación.
¡Quiero una A!
Draúl volvió del colegio de los dragones dándole vueltas a una conversación que había escuchado a medias:
-Están buscando animadores… -le había dicho Drosa María, la de secretaría, a una compañera suya.
Luego dijo otras cosas que no llegó a entender.
-¿Dónde hay que apuntarse? -preguntó la pequeña dragona.
-Aquí.
Cuando Draúl llegó a casa, les comunicó a sus padres, Drebeca y Dramón, que se iba a apuntar a animador. Estaba emocionado. A ellos les pareció muy bien:
-Te animamos a que seas animador.
En su cuarto, hizo estiramiento de alas, saltos pequeños y grandes y un pequeño baile sin música. Usó los cojines como pompones y empezó a gritar:
-¡Dame una D, dame una R, dame una A, dame una U, dame una L… DRAAAAAAÚLLLL!
Por si acaso le hacían algún tipo de prueba, cogió veintisiete hojas en blanco y un rotulador de punta gorda. Escribió una letra del abecedario en cada hoja, bien grande.
-Así podré mostrar el nombre de cualquier equipo, jugadora o lo que sea.
Sin embargo, pensó que si le tocaba animar a alguien que se llamase como su madre, Drebeca, iba a tener un problema. Su nombre tenía dos es y él sólo tenía una.
Cogió otras veintiseite hojas y volvió a escribir las veintisiete letras del abecedario.
Sin embargo, pensó que si le tocaba animar a alguien que se llamase como la de secretaría, Drosa María, iba a tener un problema. Necesitaba tres aes.
Veintisiente hojas más para veintisiete letras.
La tranquilidad le duró poco. Sus escamas empezaron a temblar en cuanto le vino a la mente el nombre de su colegio, que era también el nombre de los equipos de dragoncesto y del resto de deportes: Mercedes de los Reyes.
¡¡¡¡¡¡¡Siete es!!!!!!!
Al día siguiente, se presentó en secretaría en ropa de deporte y con un taco de casi doscientas hojas.
-Buenos días, Draúl -le dijo Drosa María.
-Venía a apuntarme como animador. Mira, he venido preparado.
Buscó varias letras y empezó a bailar mientras decía:
-¡Dame una D, dame una R, dame una O, dame una S…!
-¿Qué haces? -le interrumpió Drosa María.
Draúl se detuvo.
-Estoy animando. Ayer escuché que buscabais animadores y que había que apuntarse aquí.
La dragona empezó a reírse.
-Ay, Draúl, Draúl. Lo que estamos buscando son animadores, sí, pero animadores a la lectura. Ja, ja.
Draúl abrió tanto la boca que casi se le vió el órgano en el que nacía el fuego. Sus alas perdieron fuerza y dejó que cayeran y se arrastraran por el suelo. ¡Qué error!
-¡Un momento! -Drosa María le hizo reaccionar-. Se me está ocurriendo algo.
La dragona buscó un espacio amplio en el suelo y le dijo al alumno:
-Dáme una E.
Draúl obedeció y ella colocó la hoja en el suelo.
-Dame una R… Dame una A… Dame una S… Dame una E…
Y así, hoja a hoja, letra a letra, empezó a leerse en el suelo del colegio:
ÉRASE UNA VEZ…
Aquí un vídeo de la ilustradora en el que se pueden ver momentos de su creación: